Este libro reúne buena parte del trabajo de una de las grandes cronistas de la Colombia contemporánea. Desde los años noventa, Patricia Nieto ha observado con compasión y cuidado la guerra y sus efectos sobre personajes anónimos que no aparecen en las primeras planas de los diarios o revistas. Se ha ocupado de las víctimas, de los sobrevivientes, de personas que merecen ser reconocidas por su tozudez y la valentía de asumir que, a pesar de la tragedia, es importante seguir insistiendo en que se oiga la voz de ese país que no figura en el imaginario de muchos. La escritura de Patricia Nieto está atada a la vida así se ocupe de terribles hechos como el desplazamiento o el asesinato de seres humanos que, como todos, merecen ser recordados. Este es un libro definitivo para entender un país que necesita reconciliarse consigo mismo.
Agua. Agua en infinidad de lugares y manifestaciones. Aquella que brota en pozos y manantiales o la que en forma de cascadas o en infinidad de arroyos busca presurosa la planicie aluvial. Estas corrientes de vida también se enuncian en la multitud de ciénagas que horadan las sabanas o en la miríada de los ríos, esteros y manglares que unen la tierra con la profunda oscuridad del océano. Desde aquel diario con estos y otros mil rostros que ofrece el universo acuático, las comunidades afrodescendientes del Chocó han creado no solo variadas posibilidades de supervivencia material, sino un conjunto de narraciones orales y de prácticas culturales asociadas (agüeros, rezos, conjuros, mágicos, etc.) que les han permitido convertir a este elemento en una parte sustancial del territorio que habitan en la actualidad. De allí que hayan poblado sus líquidos paisajes, entre otros referentes de la identidad negra, con serpientes colosales, con bellas y, a la par, peligrosas sirenas, con luces mister...
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