La obra de Enrique Dussel (Argentina, 1934) se ha destacado por cuestionar radicalmente el protagonismo de la filosofía eurocéntrica. En su propuesta -construida a través de cinco décadas- se ofrece un sitio a todas las tradiciones de pensamiento, especialmente a las "excluidas" en el diálogo internacional contemporáneo. Los textos amerindios, el pensamiento árabe y la narrativa del África bantú se separan así de su carácter "exótico" y se ofrecen como esquemas críticos. Con la inclusión como punto de partida, el autor hace una profunda lectura de Pablo de Tarso, Nietzsche, la Escuela de Frankfurt, Slavoj Žižek y el marxismo para entablar un diálogo crítico, que parte de la realidad concreta (es decir, la historia inmediata de muchos pueblos) hacia un momento donde confluyan todos los textos que exponen de manera directa el trabajo de un filósofo que, con su obra, ha provocado un corte transversal a la Modernidad, con visas cercanos a todos, a un mundo transmoderno.
Agua. Agua en infinidad de lugares y manifestaciones. Aquella que brota en pozos y manantiales o la que en forma de cascadas o en infinidad de arroyos busca presurosa la planicie aluvial. Estas corrientes de vida también se enuncian en la multitud de ciénagas que horadan las sabanas o en la miríada de los ríos, esteros y manglares que unen la tierra con la profunda oscuridad del océano. Desde aquel diario con estos y otros mil rostros que ofrece el universo acuático, las comunidades afrodescendientes del Chocó han creado no solo variadas posibilidades de supervivencia material, sino un conjunto de narraciones orales y de prácticas culturales asociadas (agüeros, rezos, conjuros, mágicos, etc.) que les han permitido convertir a este elemento en una parte sustancial del territorio que habitan en la actualidad. De allí que hayan poblado sus líquidos paisajes, entre otros referentes de la identidad negra, con serpientes colosales, con bellas y, a la par, peligrosas sirenas, con luces mister...
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