De manera preocupante, la relación del ciudadano con el Estado, en casi todos los países de sur y centro América, al igual que en México, está re-definiéndose de una manera muy peligrosa para lo que podríamos llamar hoy la democracia neo-liberal. El divorcio del ciudadano con el Estado es creciente, y la ciudadanía ha perdido gran parte de la lealtad que la unía a sus estados y organizaciones políticas. (...) De hecho, a las relaciones y vínculos cada vez más débiles entre los ciudadanos y sus estados, el descreimiento en los que mandan (o quieren mandar) y el pesimismo reinante en cuanto al futuro de América Latina que ha invadido todo el continente, se añade una estructura débil del Estado que, este libro argumenta, ha caracterizado a estos estados. A diferencia de la mayoría de los países europeos o Asiáticos, los estados de América Latina se construyeron de manera débil y fragmentaria. Es por eso, entre otras cosas, que el impacto de la globalización en su última ola ha producido fenómenos rápidos y alarmantes de disolución de poder que no se han visto en otras regiones del mundo. La capacidad de acción del Estado sigue siendo reducida, su autonomía de las clases altas restringida, su autonomía con respecto a grupos de interés limitada.
Este libro es el resultado de la obsesión periodística de Laura Ardila, de su deseo de escudriñar un poder con alcances inimaginables y de su propósito por comprender el éxito y la habilidad en los negocios, las prácticas clientelistas y los vínculos afectivos del clan empresarial y político más poderoso de Colombia. Una investigación que tiene su origen en los cinco años de reportería de Laura en La Silla Caribe, y que encuentra solidez y un carácter inédito en sus dos años de investigación adicional y escritura sobre las acciones de un patriarca y su descendencia.
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