Al tiempo que ofrece su eficaz contribución a la enseñanza de la armonía, uno de los méritos más significativos de esta obra de Dietter de la Motte lo constituye, fundamentalmente, la visión histórica que procura su lectura. Desde Orlando de Lasso y Palestrina, activos en la segunda mitad del siglo XVI, hasta Olivier Messiaen, fallecido en 1992, el libro va desgranando un minucioso recorrido a través de las transformaciones armónicas que han marcado la evolución del lenguaje musical en esos cuatrocientos años. Los grandes compositores se convierten de la mano del autor en los únicos y auténticos maestros de música. Junto con las aportaciones de los mencionados, dispone de un capítulo específico las propias de Bach, Haendel, Vivaldi, Teleman, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Wagner, Liszt, Debussy, para acabar, en pleno siglo XX, con Schönberg, Webern, Hindemith, etc. Con la detallada exposición y estudio de cada una de ellas, De la Motte enfatiza su propósito de "promover la comprensión del aspecto individual que encierra la invención armónica y desarrollar la captación de ésta", lo cual, a su modo de ver, "constituye una de las tareas más importantes de una enseñanza de la armonía con enfoque artístico".
Agua. Agua en infinidad de lugares y manifestaciones. Aquella que brota en pozos y manantiales o la que en forma de cascadas o en infinidad de arroyos busca presurosa la planicie aluvial. Estas corrientes de vida también se enuncian en la multitud de ciénagas que horadan las sabanas o en la miríada de los ríos, esteros y manglares que unen la tierra con la profunda oscuridad del océano. Desde aquel diario con estos y otros mil rostros que ofrece el universo acuático, las comunidades afrodescendientes del Chocó han creado no solo variadas posibilidades de supervivencia material, sino un conjunto de narraciones orales y de prácticas culturales asociadas (agüeros, rezos, conjuros, mágicos, etc.) que les han permitido convertir a este elemento en una parte sustancial del territorio que habitan en la actualidad. De allí que hayan poblado sus líquidos paisajes, entre otros referentes de la identidad negra, con serpientes colosales, con bellas y, a la par, peligrosas sirenas, con luces mister...
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