En dos siglos de independencia el Estado colombiano ha sido incapaz de controlar la totalidad de su territorio, monopolizar el uso de armas y hacer cumplir la Constitución y las leyes. Llegada la hora de definir las fronteras con sus vecinos el Estado no tuvo otra salida que ceder para evitar cualquier confrontación.
Esa debilidad profunda quedó luego patentada por algo más de diez guerras civiles a lo largo del siglo XIX, décadas de violencia bipartidista, el más largo conflicto guerrillero del mundo, paramilitarismo, narcotráfico, desplazamiento forzado, mafia y corrupción. Impotente, el Estado ha asistido al surgimiento de estos fenómenos con reacciones extemporáneas e inconstantes. A través de un análisis equilibrado, en el que se asumen por igual la teoría desafiante a su historia y al giro que ha dado en lo que va corrido del Siglo XXI.
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