En medio de los diálogos de La Habana, Humberto de la Calle reunía sus notas de trabajo en rigurosos diarios, consciente de estar registrando en su misma fuente el curso de la historia. En los márgenes de estas notas, redactaba también sus impresiones y dudas, sus meditaciones, a veces miraba en perspectiva y reconstruía la evolución del proceso de paz o simplemente escribía sobre la cotidianidad de unos días difíciles, donde estaban en juego el cambio de todo un país y la vida de muchos. La materia prima de este libro son esos diarios. En él se cuenta de qué manera se desactivó una guerra que duró más de cincuenta años y que arroja la escalofriante cifra de ocho millones de víctimas. Humberto de la Calle narra desde adentro el Acuerdo de Paz de La Habana; presenta su concepción, las distintas estrategias del Gobierno y sus transformaciones, revela las crisis, informes de inteligencia y los eventos públicos y privados que dieron forma a la arquitectura final de lo acordado. Este libro es un referente imprescindible para comprender el proceso en el que terminamos esta guerra y sus efectos. Con la visión ética que lo identificó en la Constitución de 1991, pero sobre todo con la fuerza de un verdadero pacifista, De la Calle presenta los principios que encauzaron el Acuerdo de La Habana. Por medio de sorprendentes anécdotas compone un cuadro realista de los hechos que condujeron al final de una guerra.
Agua. Agua en infinidad de lugares y manifestaciones. Aquella que brota en pozos y manantiales o la que en forma de cascadas o en infinidad de arroyos busca presurosa la planicie aluvial. Estas corrientes de vida también se enuncian en la multitud de ciénagas que horadan las sabanas o en la miríada de los ríos, esteros y manglares que unen la tierra con la profunda oscuridad del océano. Desde aquel diario con estos y otros mil rostros que ofrece el universo acuático, las comunidades afrodescendientes del Chocó han creado no solo variadas posibilidades de supervivencia material, sino un conjunto de narraciones orales y de prácticas culturales asociadas (agüeros, rezos, conjuros, mágicos, etc.) que les han permitido convertir a este elemento en una parte sustancial del territorio que habitan en la actualidad. De allí que hayan poblado sus líquidos paisajes, entre otros referentes de la identidad negra, con serpientes colosales, con bellas y, a la par, peligrosas sirenas, con luces mister...
Comentarios
Publicar un comentario