El 30 de abril de 1984 fue asesinado en Bogotá el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Un sicario contratado por Pablo Escobar disparó contra el Mercedes Benz en que viajaba el ministro, sentado a la derecha en el asiento de atrás. Los tiros se hicieron contra el lado derecho del vehículo. El vehículo y la moto del sicario viajaban a 80 kilómetros por hora. Así se divulgó en su momento y así se consignó en la investigación penal. Pero nunca se reveló que el cadáver de Lara presentaba un orificio de entrada por el costado izquierdo del pecho. El chofer del vehículo no sufrió ni un rasguño. El escolta sentado delante del ministro sobrevivió con una herida muy leve, no obstante las ráfagas de ametralladora disparadas por el sicario. La ventanilla de la puerta del chofer no se rompió, pese al fuerte tiroteo que describieron los agentes del DAS.
Este libro es el resultado de la obsesión periodística de Laura Ardila, de su deseo de escudriñar un poder con alcances inimaginables y de su propósito por comprender el éxito y la habilidad en los negocios, las prácticas clientelistas y los vínculos afectivos del clan empresarial y político más poderoso de Colombia. Una investigación que tiene su origen en los cinco años de reportería de Laura en La Silla Caribe, y que encuentra solidez y un carácter inédito en sus dos años de investigación adicional y escritura sobre las acciones de un patriarca y su descendencia.
Comentarios
Publicar un comentario